DAVID PINO ANTE SU RETO NATURAL


         DAVID PINO ANTE SU RETO NATURAL
              

Conozco al cantaor pontanés David desde hace muchos años. Nos presentaron en un curso de formación de flamenco celebrado en Lucena hace, aproximadamente, veinticinco años, en el que un servidor, en plena adolescencia, asistió de alumno y él como uno de sus profesores. Desde entonces, no solo hemos forjado, gracias a muy variopintas convivencias, una sólida amistad, además le he seguido, con puntualidad y gran curiosidad intelectual, su devenir artístico y profesional. Una trayectoria sustanciada en una enorme calidad cantaora y preclara formación académica, cualidades que le han llevado ante un reto que de manera natural tarde o temprano todos los que le admiramos y queremos sabíamos que se le iba a presentar. Nada más y nada menos que el de dirigir la Cátedra de Flamencología de la Universidad de Córdoba, una de las instituciones de divulgación y enseñanza del arte flamenco más prestigiosas del mundo.

Y ¡ojo!, tremendo reto no le llega, como por desgracia suele pasar en la actualidad en situaciones parecidas, por cuestiones de simpatías o afiliaciones políticas, o por hacer la rosca a los responsables pertinentes, sino, exclusivamente, y desde la más absoluta de las independencias, por meritocracia, capacidad y honestidad.  En David se reúnen, en un perfecto equilibrio y a un nivel sobresaliente, dos circunstancias quizás ausentes, de manera conjunta, en sus tres distinguidos predecesores en el cargo (Agustín Gómez, Luis de Córdoba y Arcángel): es cantaor - y de los buenos - profesional y enseña diariamente cante en el conservatorio Superior de Música de Música de Córdoba gracias a una sólida formación intelectual y académica. Dos dimensiones que lo facultan, a priori, para desempeñar con rotunda solvencia la responsabilidad que se le presenta. Estoy seguro de que con David al frente, asistirán como ponentes y enseñantes a la Cátedra aquéllos que –para nada quiero dar a entender que antes así no se hacía - tienen algo realmente interesante que ofrecer, sin tener en cuenta otras cuestiones encuadradas en lo personal y en el funcionamiento mercantil que rige el mundo del flamenco. Además, no dudo de que debido a su buen hacer profesional y talante personal derrochados en el conservatorio, aumentará el número de jóvenes alumnos ávidos por conocer más y mejor este maravilloso arte musical, adquiriendo la Cátedra un aire más dinámico entre la sociedad cordobesa.

En estos días, muy a su pesar, el bueno de David estará recibiendo decenas de llamadas y acercamientos de oportunistas y personajes sin escrúpulos[1] a los que el flamenco les importa un pimiento. Que ahorren energía y tiempo…, no conocen al tipo con el que se enfrentan.

Termino con un deseo: que en Puente Genil sepamos aprovechar la puerta que se nos abre. Nuestro pueblo tiene mucho que decir y ofrecer en el mundo del flamenco.

                                                                                          Álvaro de la Fuente Espejo








                                                            



[1] “-Pero si ese no tiene ni idea y ni sabe cantar..”.
    -Pue lo han nombrao directó de la…
    -Daaaaaame su teléfono.”

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