CUIDADÍN CON LOS "FALSOS PROFETAS"

 


Si analizamos la historia de la intelectualidad flamenca nos daremos cuenta de  que, cada cierto tiempo, aparece un poeta que, con grandes cualidades oratorias, comunicativas…, pero con nula rigurosidad científica demostrada, trata de encasillar el origen del flamenco en una música concreta, narrándonos una historia muy bonita que en engatusa y embelesa a la mayoría de los aficionados, poco dados, desgraciadamente y en general, a la lectura y reflexión de los estudios serios y fundamentados. En el caso Antonio Manuel observo, además de los lícitos intereses económicos, un trasnochado nacionalismo andaluz vía Blas Infante que el pasado y el presente ha demostrado que es incompatible con nuestra, insisto, mestiza Andalucía. Antonio Manuel olvida, en mi opinión, lo siguiente:


-Andalucía es la región más mestiza de la vieja Europa, por lo que todo contenido cultural y/o artístico originado en su seno (del ámbito de la arquitectura, música, arte, literatura, gastronomía…)  es producto de la aportación de todas las civilizaciones que nos han conformado como pueblo.


-La Música Andalusí (es decir, la música ANDALUZA de la Edad  Media) no fue traída por los árabes que nos invadieron en el siglo VIII, sino que es producto, SIGLOS DESPUÉS, de la mezcolanza de la milenaria tradición musical andaluza con la música que trajeron los árabes. Y esto no lo digo yo, un simple aficionado; todos los tratadistas y estudiosos de la Música Andalusí coinciden en este aspecto, señalando sus claras diferencias, a partir de la que se interpreta en el norte de África, con la que se hace en los países orientales árabes. 


-El orientalismo que se observa en el flamenco (la escala frigia, la carga melismática, microtonalismo…)  y que algunos, erróneamente, consideran que es aportación exclusiva de los árabes, ya estaba aquí en Andalucía mucho antes del siglo VIII, como por ejemplo en el cante bizantino, una música extremadamente influyente en el pueblo llano a través de la liturgia cristiana


-Y el flamenco es un producto artístico del siglo XIX, reinventado por motivos sociales, políticos, culturales y artísticos, a partir de todo el complejísimo magma musical andaluz (tonadas de la variopinta etnia gitana andaluza, melodías andalusíes –que no árabes-, armonías de ida y vuelta procedentes de las américas reelaboradas al abrigo del Barroco musical, música tonadillesca, ritmos africanos, folclore español-fandango, jotas y seguidillas…).


Lo aquí escrito por un servidor no es producto de la imaginación, sino del estudio y trabajo de una ingente cantidad de auténticos investigadores (imposible nombrar a todos) que se han dejado su dinero y tiempo para desentrañarnos al resto de los aficionados los entresijos de la música jonda. Aprovechémoslo y olvidémonos, por favor, de falsos profetas.

 Saludos flamencos desde La Puente, tierra del membrillo, Fosforito y su Semana Santa.

                                                                                        ÁLVARO DE LA FUENTE ESPEJO

                                                       

 

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1 comentario:

Jimena dijo...

He leído muchas críticas de este libro. Críticas fundamentadas. Lo que ya no debería caber en ninguna de ellas, es hablar de "los árabes que nos invadieron", porque eso muestra el mismo vacío histórico y bibliográfico que se le pudiera echar en cara a Antonio Manuel respecto al flamenco.

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